Qué bien hueles… ¿qué llevas?
Ahí sí que me tenía acorralado. Era sábado. Más o menos la 1 de la tarde. No tenía ninguna excusa si la sexshop estaba abierta todo el día. Pero seguía sin gustarme la idea. Seguí leyendo bajo mi sombrilla, mas ya pensando en que en unas horas iba a pasar un mal rato. Sigue leyendo