¿Y por qué razón acabaron?

Es como cuando afirmas que no deseas tener hijos y estás segurísima de ello. Pues enamórate de uno que te dice que nunca tendría hijos y me cuentas qué te semeja. El simple hecho de que algo resulte imposible, te apetece. Es más, darías a luz mañana solo para demostrarle que no tiene razón. Sigue leyendo

Jugando con los testículos

Todavía no, zorra. Los chicos y yo tenemos apetito. Nos servirás vestida como estás. Si una gota de semen toca mi suelo, recibirás cinco golpes de mi cosecha. Conque te sugiero que trates de relamer todo cuanto puedas, pero no recuerdes las manos. Sigue leyendo

Su precio, superior a los 45

Absolutamente nadie sino más bien su temor e ignorancia de si misma es lo que le hace suponer que esos hombres viejos, feos y degenerados son sus amos. A no merece la pena ni mirarlos por el hecho de que en su degeneración son aproximadamente impotente, no tanto en lo fisiológico sino más bien sobre todo en lo psicológico. Sigue leyendo